Llega la cita anual en las salas con Woody Allen. 'A Roma con amor' es una colección de historias independientes, concretamente cuatro tramas intercaladas en la película a imagen del Decamerón de Boccaccio, espíritu que inicialmente iba a estar incluído en su título y que por cuestiones comerciales ha pasado a este insulso 'A Roma con amor', como si se tratase de otro viaje turístico del genio neoyorquino.
A decir verdad, tampoco está lejos de la realidad esa intención recaudatoria. El cine de Woody Allen se ha acomodado, protegido en sus temas y obsesiones de siempre, con poco espacio para la sorpresa. Y es cierto que sus películas europeas tienen mucho de promoción turística, aunque tengamos la suerte de toparnos con joyitas como 'Midnight in Paris', que nos redescubren su talento aunque sean más bien un espejismo en una senda marcada por la repetición. Como decía, 'A Roma con amor' nos ofrece lo mismo de siempre, lo cual tampoco es malo pues contiene pequeñas dosis del ingenio del director, que aquí regresa delante de las cámaras (algo que no sucedía desde Scoop, 2006), pero la chispa se va apagando y el resultado es cada vez más pobre y decepcionante.
Historias de amor, celos e infidelidad, personajes neuróticos, con aspiraciones obsesivas y conductas maniáticas. Así, tenemos: 1. Un matrimonio americano que viaja a Roma a conocer al prometido de su hija. Es una pareja burguesa que pretende un yerno con un futuro prometedor, especialmente el padre, quien saciará su frustración proyectando sus sueños con su consuegro, un hombre al que vislumbra grandes dotes para la ópera aunque sólo sea mientras se ducha (episodio divertido y ligerito con dosis del surrealismo que tanto le gusta a Allen); 2. Otro matrimonio, en este caso de jóvenes, cuyos enredos deparan que ella intime con un actor al que admira y él con una prostituta que se ha colado en su habitación (probablemente Penélope Cruz sea lo mejor de este olvidable capítulo); 3. Un hombre común, un maduro italiano que de la noche a la mañana, y sin razón aparente, alcanza la fama y la atención de los medios (otro episodio surrealista que satiriza esa prensa amarillista que encumbra a cualquiera y no por sus dotes precisamente, tocando el precio de la fama, con sus alegrías y sus miserias); 4. Un joven arquitecto con una relación estable empieza a enamorarse de la interesante mejor amiga de su pareja (la historia más ambiciosa y profunda es también la más obvia e insulsa. El neurótico álter ego de Allen, el consejero, la novia ejemplar y la salvaje alternativa, atractivo objeto de deseo, son elementos tan manidos en la filmografía de Woody que ya cansan a sus habituales. Si bien las anteriores historias aportan una curiosa visión de la fama, la ambición y la necesidad de reconocimiento, esta última no aporta nada, es más de lo mismo con actores nuevos, cuyas posibilidades quedan bloqueadas por unos personajes que ya te los sabes antes de presentartelos).
En resumen, 'A Roma con amor' es una película simpaticona, a ratos, que conforme avanza va perdiendo fuerza y que a la hora de cerrar tramas se vuelve ridícula y alargada (algo extrañísimo, si Woody habitualmente emplea 90 minutos para sus películas, queda fuera de mi entendimiento porque aquí la duración es de 110, cuando no los necesita). De todos modos, pagar una entrada por una película suya nunca es dinero perdido, siempre encontrarás algo que te seduzca e incluso, si no te sabes la receta de memoria, cuanto menos conozcas más la disfrutarás.
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