El debate entre oficialidad y verdad ha sido algo característico de
muchas de las sociedades modernas, con un ciudadano dispuesto a destapar
lo que le ocultan sus dirigentes. Suspicacias históricas las hay
muchas, la reciente historia americana está plagada de ellas, pero pocas
de tal impacto y calado como la incógnita, todavía presente a día de
hoy, sobre el móvil de los hechos que acabaron con el asesinato de John
Fitzgerald Kennedy, trigésimoquinto presidente de los Estados Unidos de
América, del que se cumple el 50 aniversario. Consciente de ello, Oliver Stone
entregó en 1991 una controvertida película en torno a la supuesta
conspiración que terminó con la vida de JFK. Uno de sus mejores
trabajos, de factura cinematográficamente intachable, a la vez que
provocadora y abierta a la discusión sobre la veracidad de esta imponente reconstrucción del magnicidio.
'J.F.K. (Caso Abierto)' es un film tremendamente ambicioso de un director en la cima de su carrera que se adjudicó la potestad de destapar el mayor montaje de la inteligencia norteamericana durante el siglo XX. No es casualidad que para ello optara por darle el papel protagonista a Kevin Costner,
"el hombre de América" en aquella época, un actor de una presencia,
éxito y credibilidad a la que pocos podían aspirar en aquel momento
(nombres como los de Harrison Ford y Mel Gibson
también estuvieron sobre la mesa). La intención es que una cara
reconocible para el gran público fuese la portadora de un contundente
mensaje que iba a escocer dentro de la opinión norteamericana. Y así
fue. Hablamos de una película que generó una enorme controversia y
reabrió el debate de la verdadera naturaleza del asesinato de JFK, y lo
hizo porque reconstruye con magnificiencia el caso cubriendo todos los
frentes posibles, para colocarse como uno de los grandes títulos del
género en política histórica. Hasta el punto de poder incluso
catalogarla como un oneroso documental con actores de lujo.
El argumento sigue la investigación iniciada por Jim Garrison (Kevin Costner),
Fiscal del Distrito de Nueva Orleans, a partir de 1966 (tres años
después del asesinato), tras observar una serie de graves incongruencias
en la labor realizada por las autoridades para averiguar las causas del
crimen. En resumen, el informe Warren (establecido por una comisión
designada por el presidente Lyndon B. Johnson, sucesor de Kennedy, y que
era considerado como versión oficial del caso) establecía como único
autor intelectual y material del asesinato a un hombre, Lee Harvey
Oswald, liquidado a los pocos días, antes de que pudiera acudir a
juicio. Junto a su equipo, Garrison fue descubriendo que detrás de la
versión oficial había multitud de conexiones que conducían a altas instancias del poder norteamericano que pretendían derrocar al presidente Kennedy.
Así, la película es una sucesión de entrevistas y encuentros con una
amplía galería de sospechosos que mantuvieron contacto con Oswald en el
pasado, alguien que la película describe como una cabeza de turco, un
hombre vinculado con la CIA al que las autoridades, con el amparo de los
medios de comunicación, acusaron con eficacia y de un modo premeditado.
El ojo acusador de la película se posa entonces en los focos de poder
que veían a JFK como alguien perjudicial para Estados Unidos, una
especie de comunista que no solucionaba sus problemas y mermaba su red
de fructíferos intereses. En un contexto histórico complicado, con la
Guerra Fría como telón de fondo y con Cuba como cercano territorio
hostil en alianza con Rusia, derrocar a Fidel Castro y establecer un
régimen afín a las disposiciones norteamericanas se veía como un
objetivo trascendental, algo que Kennedy no consiguió en la invasión de
Bahía de Cochinos. La integridad del país se vio amenazada con la crisis
de los mísiles y existía la seguridad interna de que JFK sacaría a las
tropas estadounidenses de Vietnam, una lucrativa fuente de negocio para
las capas más altas de la sociedad. Así es como se urdió un entramado
para asesinar a Kennedy y cuya versión oficial va ir siendo refutada por los propios hechos:
deficiencias en la seguridad del presidente, rapidez a la hora de
asignar a Oswald la autoría de los hechos, declaraciones de testigos
modificadas y/o suprimidas, implicados muertos en extrañas
circunstancias...
Uno de los puntos más discutidos y de mayor calado entre las voces
disidentes es la "Teoría de una sola bala", hipótesis introducida por la
Comisión Warren para explicar cómo tres disparos realizados por Oswald
produjeron el asesinato de JFK, y según la cual una bala mágica habría ocasionado diversas heridas tanto del presidente como en el gobernador John Connally. Un hecho que en la película es tratado con una ácida comicidad en el juicio final a uno de los cómplices del crimen.
Un reparto de lujo encabeza el film, una galería de presencias imposible
de reproducir aquí al completo, pero que puede ser resumida con los
nombres de Kevin Costner, Tommy Lee Jones, Sissy Spacek, Joe Pesci, Kevin Bacon, Jack Lemmon, Walter Matthau o Gary Oldman como Lee Harvey Oswald. Incluso la sugerente aparición de Donald Sutherland como X, un misterioso hombre que se presenta al protagonista como un veterano agente con jugosa información en torno a la conspiración.
Un extenso documento histórico, con imágenes de archivo que muestran el suceso en detalle,
que dará pie al debate. Muy recomendable a pesar de su larga duración,
unas 3 horas, es sin ninguna duda la gran película en la carrera de
Oliver Stone, un estruendoso proyecto que se beneficia de un
espectacular montaje, de los más logrados que mi memoria recuerde, una
estupenda fotografía de Robert Richardson, un potente uso del sonido y
una gran banda sonora de John Williams. En definitiva, 'J.F.K. (Caso
abierto)' es una película ambiciosa y polémica que deja un contundente mensaje crítico hacia las estructuras de poder en Estados Unidos,
no necesariamente sólo en relación con el asesinato de JFK. Pues de
todos modos, su desenlace deja numerosos frentes abiertos, con unos
créditos que aluden al año 2029 como la fecha en la que serán publicados
los archivos secretos relacionados con el magnicidio.
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