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jueves, 24 de noviembre de 2016

Las chicas Gilmore

Hay series que trascienden más allá de lo imaginable para ocupar un  espacio especial en nuestras vidas, en parte de lo que somos. Para mí, una de ellas es 'Las chicas Gilmore', una serie que comencé a ver de forma casual durante mi adolescencia y que a lo largo de los años me acompañó en mi crecimento a nivel personal, al mismo tiempo que sus dos protagonistas. 

Lorelai Gilmore es una deslenguada madre soltera que tras quedarse embarazada a los 16 años desafía el acomodado entorno en el que se ha criado y abandona a sus padres para criar en solitario a su hija. Dieciséis años después, Rory Gilmore se ha convertido en una inteligente y responsable muchacha que aspira a estudiar en Harvard, pero para ello deberá matricularse en el prestigioso instituto Chilton, muy alejado de las posibilidades económicas de Lorelai y que a regañadientes la lleva a pedir ayuda a sus estirados padres, con los evita relacionarse. Estos aceptan con una única y a la postre definitoria condición: una cena semanal la noche de los viernes. A partir de ahí, se nos veremos la estrecha relación que mantienen madre e hija junto a las visicitudes que ocurren en el entrañable pueblo ficticio de Star Hollow con sus pintorescos habitantes.

 Señas de identidad en 'Las chicas Gilmore' son sus rápidos diálogos, referencias a la cultura pop en todos sus ámbitos y una afición desmedida a la cafeína y la comida basura. El café de Luke, las asambleas vecinales y las festividades populares formaron parte de la dinámica habitual de la serie, creando un vínculo especial entre personajes y espectador. Un ecosistema en el que cabía lo más variopinto. Desde el extravagante Kirk (inclasificable espécimen que acumuló todos los empleos que pudo haber disponibles), el singular Taylor (alcalde de facto de Stars Hollow) o la descaradas Babette y Miss Patty (todos los chismorreos pasaban por sus bocas y oídos). Sin olvidarnos de Lane, la joven coreana que sobrevivió a la estricta educación tradicional de su madre gracias a su pasión escondida por la música y la amistad de Rory, o de Paris, estudiante de Chilton cuyo fuerte carácter trajo de cabeza a la menor de las Gilmore y que quizá hubiera preferido mantener como enemiga vistos sus constantes ataques de locura en Yale.

También las aventuras amorosas marcaron las siete temporadas de la serie. ¿Team Dean, Jess o Logan? Rory tuvo donde elegir mientras sufríamos con el calvario sentimental de Lorelai. Su alergia  al compromiso trajo de cabeza a Luke, el eterno candidato, mientras las recurrentes apariciones de Christopher -el padre de Rory- por lo general llevaron al caos. Un caos que era compañía inseparable de Emily Gilmore, madre y abuela, siempre enfrascada en sus vidas para disgusto de una Lorelai a la que le costaba lidiar con la exquisitez que demandaba la posición social del clan Gilmore. Para su fortuna nunca le falló Sookie, chef del motel Independence, el cual dirigía. Una amistad que las llevó a comprar su propio motel a partir de la cuarta temporada, el Dragonfly, aventura profesional en la que también las acompañó Michel, el enfurruñado recepcionista. Su origen francés marcó su identidad, pero nunca de sus delicados modales.

Otro elemento importante en el desarrollo de  'Las chicas Gilmore' fue su estructura temporal. Tanto en ritmo, siempre calculado y en el que no sobresalían los acontecimientos -aunque se puso intensita por momentos- como en el dominio de la cronología. La narración de cada episodio solía recoger la vida durante una semana y los fenómenos característicos de cada época del año, lo que ayudaba a establecer una complicidad con una audiencia que sentía que evolucionaba al mismo ritmo que la propia serie. Lástima que en la séptima temporada notara la salida de la misma de su creadora, Amy-Sherman Palladino, y todo se desmadrara más de la cuenta. Ello condujo a un cierre no del todo satisfactorio para muchos de sus seguidores, a pesar de la emotividad de sus últimos episodios. Motivo que llevó a la especulación durante años de un regreso, el cual se materializará este 25 de noviembre con el estreno de 'Las cuatro estaciones de Las Chicas Gilmore'. Un especial de cuatro episodios de hora y media que se podrá ver a través de la plataforma Netflix. No sabemos cómo le sentará el paso del tiempo y el nuevo formato a la calidad de la serie, pero seguro que será recibida con los brazos abiertos por los fans. Muchas emociones saldrán a la luz, y más con la ausencia del patriarca familiar Richard Gilmore, tras su fallecimiento. Lo echaremos de menos e inevitablemente causará conmoción en nuestras tres chicas. ¿Por qué Emily también entra, verdad?

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