Hablar de 'Titanic', y no demasiado bien, supone entrar en una zona de riesgo proclive al ataque con dardos envenenados de una importante mayoría.
Y la verdad es que argumentos no les faltan. Se trata de la película
que acumula mayor número de estatuillas en una ceremonia de los Oscar
hasta la fecha, 11 (marca compartida con 'Ben Hur' y 'El señor de los anillos: El retorno del rey'),
y ostenta el récord en nominaciones con 14 (logro compartido en este
caso junto a 'Eva al desnudo'). Además, fue la película más taquillera
de todos los tiempos en su momento, con 1.800 millones de dólares
recaudados en todo el mundo, hasta la llegada de 'Avatar' del propio Cameron.
Con semejantes credenciales, se hace difícil argumentar que se trata
de una película sobrevaloradísima, un producto destinado al consumo
masivo por concentrar toda su atención en una pobre y cargante historia
de amor, mil veces vista, aprovechándose del trasfondo épico y del impacto de una de las mayores tragedias del siglo XX.
Entiendo perfectamente que James Cameron también se sintiera "el rey
del mundo" por conseguir el ansiado éxito absoluto con una película de
espectacular envoltorio pero rancio e indigesto relleno.
La
producción de 'Titanic' fue "titánica", nunca mejor dicho, por su
abultado presupuesto (200 millones de dólares), el mayor para la época,
pues aumentó de forma desmedida conforme se alargaba el calendario fuera
de los plazos establecidos. A Cameron le costó convencer a la Fox,
tremendamente reticente, que no veía con buenos ojos su historia de
"Romeo y Julieta en el Titanic", sin escenas de acción a lo 'Terminator'
y con una desobirtada inversión. El sí definitivo llegó tras grabar el
director sus propias imágenes en las localizaciones reales del
hundimiento, y las tomas subacuáticas de la zona donde yacían los restos
del transatlántico necesitaron de la construcción de una cámara especial que pudiese resistir las altas presiones.
Pero
el monto total era tan abultado (se reconstruyó el barco a escala
completa y fueron necesarios tanques de agua de enorme capacidad) que se
tuvo que buscar el apoyo de otra gran distribuidora. Paramount fue la
elegida, se ofreció a aportar como máximo 65 millones de dólares a
cambio de la distribución en Estados Unidos, cualquier gasto a mayores
tendría que cubrirlo Fox, como así ocurrió. Del presupuesto inicial de
150 millones se llegó a los 200, Cameron renunció parte de su sueldo a
cambio de porcentajes de taquilla, el estreno se retrasó de verano a las Navidades de 1997, pero el tiempo le dio la razón. Porque sería absurdo negar los méritos del realizador como empresario, siempre con proyectos de enorme riesgo para luego arrasar en taquilla.
También firmó el guión, que tardó bastante en escribirse, la
producción estaba ya más que avanzada cuando se inició su escritura, de
hecho, Leonardo DiCaprio y Kate Winslet aceptaron a partir de esbozos del mismo. El rodaje fue complicado debido al fuerte temperamento de Cameron, su conocido perfeccionismo y los abusos laborales sobre la plantilla.
Las quejas llegaron a oídos del Sindicato de Actores, que inició una
investigación, pero no vio peligro físico en las extenuantes sesiones de
rodaje. Sobre el reparto protagonista, DiCaprio venció a Matthew McConaughey, el favorito del estudio, mientras que Kate Winslet habría tenido como mayor rival a Gwyneth Paltrow.
Podemos decir que 'Titanic' es una película tremendamente reseñable en cuanto a la recreación histórica, su excelente factura técnica es clara merecedora de todos los Oscar que recibió,
pero en la trama prima una historia de amor típica y tópica, demasiado
remilgada, afectada, y a todas luces ridícula. La cual hace hincapié en
las diferencias sociales de los personajes, algo visto en innumerables
películas hasta la fecha, desde una perspectiva rancia y totalmente
maniquea. Porque los malos solo pueden ser ricos.
Si bien, el inicio de la narración es atractivo, y digamos que hasta fascinante, un flashback que muestra la exploración de los restos del transatlántico en la actualidad
(es decir, en el momento en que se estrenó el film); un equipo que
recibe la visita de una anciana Rose tras constatar que han encontrado
su retrato desnudo y que buscan su valioso colgante. Ella introduce el
relato de los hechos, o mejor dicho, su romance con Jack, nombres que
tendremos bien presentes pues la película puede que bata un récord por
el número de veces que se los dicen entre sí. Unos diálogos que realmente poco importan, llenos de palabrería y falsa afectación,
y la historia no tarda demasiado en naufragar, incluso antes que el
propio barco. Pues la sorpresa llega en que una de las señas de
identidad de Cameron, sus largos clímax, está aquí más extendido que
nunca. A mitad de película el barco ya ha impactado contra el iceberg, y
aunque parece ser el presagio del resurgimiento del interés, todo muy
lejos de la realidad.
Puesto que el desarrollo de la trama se
limitó a dos personajes, con sus maniqueos complementos (necesarios para
distinguir lo bueno de lo malo), es entendible que el hundimiento del transatlántico simplemente sea una extensión de la historia de amor.
Siempre habrá personajes de poca importancia que muestren una excepción
a la regla (por aquello del qué dirán) y una sobrexplotación de niños
en los momentos más álgidos, pues dan más pena si hacen su triunfal
aparición cuando todo se va a pique. Solo nos salva del esperpento los
logrados efectos especiales, pues en la historia del desastre del
Titanic importa más el amor que la propia catástrofe. O una canción de
Celine Dion, conocidísima por todos, que ni siquiera aparece en el
propio contenido, sino en los créditos.
Y es que repito, es innegable el talento de Cameron en el trazo gordo, en conectar con el gran público, y amasar dinero, tanto en pulir el cine de catástrofes de Roland Emmerich
como el romántico basado en las obras de Nicholas Sparks. Pero
sutilezas las justas, o ninguna. No hay ningún rastro de la imaginería
del creador de la saga 'Terminator' o el continuador de 'Alien', de
productos tan disfrutables como 'Mentiras arriesgadas', pues los ha
sustituido por retazos de otras películas, como lo es 'Avatar', que
serán muy creativos a nivel técnico, pero carentes de originalidad a
nivel de historia. Esclarecedor que 'Titanic' batiera récords con las
mencionadas 14 nominaciones para 11 Oscars, pero su guión ni siquiera
fue candidato a la estatuilla, aquella que tampoco recibió ningún
miembro del reparto. 'Titanic' es público, éxito, Oscars y foco de
recuerdos para muchos, que tendrá un reestreno en 3D a partir del
próximo 6 de abril, pero me temo que para ser reconocida como una obra maestra de la historia del cine es necesario considerar otros factores.
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